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Bomberos y Bombas de la Quinta

Inmersa en una realidad de material mayor y menor muy escasa, nace la Quinta Compañía, sujeta al accionar ejecutivo de las cuatro Compañías existentes hasta 1959, poseedoras de pitones, uniones de bronce y mangueras de 65 m/m., que nos superaban los 500 metros en un tendido total. Razones que inducen a entender por qué esta institución inició su accionar como Compañía de salvataje. En los siniestros o amagos ocurridos ese año y los siguientes, los fundadores se limitaban a la remoción de escombros, sacar bienes de las casas afectadas por el fuego, ayudándose de bicheros, palas y picotas. Aun así, este primer grupo bomberil, que se inició ejecutivamente salvando los enseres, contaba con algunos materiales rudimentarios: baldes, escalas, hachas, cordeles; elementos pintados con un gran número 5 color verde, el color símbolo de la Compañía, que anunciaba esperanza. Además, su inventario anotaba cuatro escalas.

El primer llamado de emergencia con el cual iniciaron su acontecer histórico, fue el 15 de septiembre de 1959 en un incendio que afectaba al Convento Franciscano, y que fue controlado a tiempo. Allí las carreras iniciales, las primeras órdenes y sus trabajos práctico in situ demostraron su real valía; asimismo, el 28 de abril de 1960, otro siniestro en Población Obrera arrasó tres casas, pudiéndose extinguirse a duras penas; los quintinos, como ya lo venían efectuando, cumplían una activa labor de salvataje y remoción. Es importante acotar que ya integrados como Compañía no sólo las reuniones formales de planificación e información comenzaron, sino que debieron abocarse a ejercicios en forma regular a fin de optimizar la acción que realizaban; los desfiles y entrenamientos marciales eran otros atisbos de la formación inicial, toda vez que ya cumplían en la realidad acciones bomberiles en emergencias.

Respecto a sus uniformes, la Quinta Compañía viste a todos sus integrantes con, cotonas de cuero negras, las cuales se adquirieron con aportes extraordinarios de los propios voluntarios más beneficios, y el aval de comerciantes Enrique Sabaj, en 1960; se complementaban con blue jeans, botas, toalla blanca y un casco tipo americano con alas aplanadas y redondeadas más la cucarda con el número cinco. Dos años después apreciamos en fotografías que la cucarda es reemplazada por una especie de estrellado de bronce sujeto con una placa del mismo material y el respectivo número adosado al casco. A inicios de los años 70, ya utilizan un casco modelo americano, al igual que el resto de las Compañías.

En cuanto a los trajes de parada, a cargo de su confección estuvo el voluntario Jorge Toro Ojeda, quien ya disponía de algunos elementos, sin embargo en 1961 faltaba aún el género verde oliva para su diseño definitivo, que se decoraría con un cuello gris. El beneficio de Fiestas Patrias con el apoyo de voluntarios y damas resultó exitoso, pudiendo lograr destacados objetivos; se entregaron placas rompefilas que identificaban a la Compañía y se solicita material a la Comandancia, aparte del desarme de su larga escala, dejándola convertida en tres escalas cortas.

Otros bomberos se incorporaron al servicio, destacamos a Hugo García Haro, Gastón Guarda Barrientos, Franklin Mellado V., Orfelino Oyarzo Maldonado, entre algunos. En consecuencia, el apoyo de estos iniciales voluntarios sumados a los fundadores, fue entendido y valorado por la comunidad de entonces como una labor importante. Se cumplía una acción bomberil relativa, ya que se ayudaba socialmente a los damnificados, pero, no contaban con los materiales mínimos y básicos para controlar el fuego, situación que limitaba sus posibilidades.

En las condiciones expuestas, el 22 de mayo de 1960, 10 minutos para las 15:00 horas, el terremoto inició la década, trayendo destrucción y momentos trágicos vividos. Sumado al eterno enemigo castreño, el fuego, que surgía con los terribles sacudones, por diversos barrios. Fue un día apocalíptico, el Cuerpo de Bomberos en aquellos días se dedicó a la titánica labor de remoción de escombros en las cuadras quemadas. Aquí los quintinos cumplieron la actividad de apoyo que siempre realizaron desde su fundación, era la prueba ígnea para el grupo de salvataje, además como toda la institución, establecieron guardias nocturnas como se dispuso desde la Comandancia en sectores estratégicos de la ciudad. En Plaza Prats se concretó una olla común para los vecinos más damnificados, que estuvo a cargo de bomberos; aquí la Quinta Compañía instaló una carpa en la esquina noreste que reunía y entregaba alimentos según un racionamiento estipulado; destacamos que acompañados de sus damas, funcionaba como un primer comité femenino de asistencia al trabajo social. Paralelamente, otros continuaban con la remoción de escombros; acciones que foguearon aún más a los nuevos bomberos. Clarificamos que en los incendios no se trabajó prácticamente, al no haber agua, por romperse las cañerías, más otras anomalías.

Ente el 20 y 24 de noviembre, Castro fue alarmado por cuatro amagos de incendios lo que provocó grandes preocupaciones ya que el Cuerpo de Bomberos contaba con sólo 300 metros de mangueras, el material mayor con desperfectos, los pozos de agua inservibles y destruidos por el reciente sismo, más los grifos inutilizados en su mayoría. En este acontecer anómalo, la Quinta Compañía, en su año y medio de vida, ya cohesionado, consciente del servicio y prestigio ganado, es representada en el Directorio por el Secretario General, Arcadio Pérez Bórquez, reelegido en 1961. Las urgencias del momento consideraron la adquisición de uniformes de parada, normalización de actividades administrativas, beneficios sociales y renovación de materiales de trabajo.

Durante 1961: tres incendios; el primero el 21 de abril arrasó cuatro casas en Plazuela Henríquez, sector Sur; el segundo, el 7 de septiembre, destruyó las tribunas del estadio y una casa; el tercero, en la noche del 11 de octubre, fue dantesco, 13 casas, edificios son consumidos en el perímetro Esmeralda Plaza Chacabuco. En todos aquellos el Cuerpo de Bomberos desplegó la totalidad de su infraestructura material y humana, pese a la tremenda escasez de elementos que derivó en sentidas quejas públicas dentro del ambiente ciudadano local. Los quintinos en estas emergencias, como siempre, continuaban su activa labor, obteniendo experiencias y consolidándose como Compañía.

En 1962, el grupo directivo de la Compañía, es el siguiente Director: Domingo Yurac Soto; Capitán: Julio Fuentes Oliva; Teniente 1°: Arturo Cárcamo Cárdenas; Teniente 2°: Julio Barrientos Bilisco; Teniente 3°: Orfelino Oyarzo Maldonado; Ayudante: Emilio Barría; Secretario: Hugo García Haro; Pro-Secretario: Alessandri Pinto; Tesorero: Juan Soto Velásquez; Pro-Tesorero: Arturo Pérez; Maquinistas: Arnoldo Lillo R. y Benito Álvarez F. Sus preocupaciones inmediatas eran adquirir materiales bomberiles, infructuosas hasta ese momento, pese a los trámites realizados en otros Cuerpo, más aún cuando ese año un incendio en calle Carreras destruyó cuatro casas, y el 2 de febrero la tesonera calle Lillo es afectada por otro siniestro de proporciones. En ambos la Compañía concurre a efectuar su trabajo cotidiano.

Reuniones, ejercicios, prácticas de desfile y, principalmente, el servicio público, tras algunas sesiones de deliberación, dejan pendientes algunas adquisiciones, como el uniforme de parada, sumado a la realidad de tantas emergencias que requerían urgentemente tener dotación de material. Así los fondos recaudados quedaron sujetos a prioridad básica como fue la compra de 200 metros de manguera, uniones, un gemelo, dos pitones y otros elementos. En marzo del mismo año, aquellos utensilios incorporados a la Quinta Compañía alegraban a sus bomberos, no sólo porque responderían con eficacia ante el llamado de la sirena, sino también porque la comunidad precisaba del apoyo rápido, efectivo y organizado de la Compañía y por ende del Cuerpo de Bomberos. Se estaban preparando entonces los cimientos para lograr un carro bomba, anhelo mayor, que se cumpliría 8 años después.

Empero meses después se presentan en el desfile de Fiestas Patrias del año 1962 con su uniforme de parada, desfilando orgullosos y felices. Para ello se recibe en semanas anteriores el género respectivo, y la confección rápida del vestuario encargada nuevamente al bombero Jorge Toro para poder lucirlo en la trascendental fecha. Así, la vestimenta era una guerrera tipo vestón, color verde oliva; el cuello, media solapa y bocamangas de color gris, pantalón blanco y botones dorados. Prendas que acompañaron a la Quinta Compañía en todas sus actividades y eran reconocidos por tal indumentaria.

              El año 1963, la Compañía dispone de variados elementos como material menor: mangueras, bolsas de salvataje, pitones, gemelos, uniones y los famosos cajones que guardan dichas mangueras: las “cajoneras”. Cumplen por lo tanto, un doble rol, como Compañía de Salvataje y de Agua. Eran dos cajones de madera pintados de color verde, construidos con 15 tablas adquiridas el año anterior. Tenían un largo de dos metros con 60 cms. y un ancho cercano a los 15 cms. Cada uno portaba 6 mangueras de 65 m/m., sumando 12 para el trabajo bomberil; se sostenían con cuatro tomadores y eran llevadas por sus respectivos voluntarios, su peso era cercano a los 100 kilos. La idea de los cajones la manifestó el conocido vecino, impresor y librero castreño, Emilio Márquez, y fue llevada a la práctica por los quintinos. Imaginémonos que al toque de sirena los primeros 8 bomberos corrían con sus cajones con sus trozos hasta el lugar amagado, desplazándose rápidamente para proceder a extender el material para iniciar el combate contra el fuego, muchas veces a varias cuadras de distancia.

Por este sufrimiento voluntario duraba hasta la llegada de los vehículos de algunos bomberos que facilitaban dichas máquinas para beneficio institucional y comunitario; aquí destacamos las camionetas  de Emilio Barría; Orfelino Oyarzo; Gastón Guarda B., y los camiones de Daniel Gómez y Lisandro Márquez. Se subían los cajones con todos los elementos necesarios en su interior, al vehículo que llagaba primero. En el sitio del incendio se procedía a estirar las mangueras unidas, las que con rapidez y en zigzag, buscando el grifo más inmediato; muchas veces las bombas de la 2°, 3° y 4° Compañía facilitaron su alimentación para que las mangueras de color verde quintinas se surtieran de agua y arrojaran agua directo a las llamas. Otras veces este material se utilizaba eficientemente en otras compañías que requerían alimentarse hídrica, acción vital para detener los siniestros.

Tras estos llamados, después de cumplir con la dotación de agua, extendido de mangueras, ataque al fuego y remoción de lugares amagados, los bomberos cargaban tales elementos al interior de los cajones para retornar con el material a secarse al cuartel momentáneo. Se demoraban en secar, a pesar de estar colgadas varias horas; cumplida esta labor se armaban nuevamente, dispuestas en sus cajoneras para cualquier alerta imprevista. Estas cajoneras con su material viajaron a diversos sectores de Castro, sostenidas por los pacientes voluntarios que las trasladaban hasta su cuartel provisorio. En esta primera década heroica, la Quinta Compañía deambuló por varias piezas y casonas antiguas arrendadas.

En el año de su fundación el Cuartel se ubicaba en calle Blanco e, incluso poseía un pequeño casino; luego en calle San Martín con una pieza de reuniones para guardar el material, baldes, escalas y bicheros. Después, en una casa ubicada en el lugar del actual Liceo B-34. Y en calle Serrano, en una construcción precaria, guardando las mangueras, secándolas y haciendo la guardia semanal. Posteriormente en el sitio del Politécnico, y en el Cuartel Nro. 2 de la Segunda Compañía, Esmeralda y Aldunate, que fue el lugar definitivo desde 1970, y local del cuartel quintino.

Respecto al Himno Institucional, el voluntario Omar Canaán Valdebenito realizó una creación literaria en texto y música, titulado “Himno de la Quinta Compañía de Bomberos de Castro”, recibiendo un caluroso aplauso y congratulaciones por su trabajo literario social, que se constituyó en himno oficial a contar del 6 de mayo de 1963, durante los festejos del cuarto aniversario.

A fines de aquel año tuvieron la oportunidad en la práctica de probar con éxito el sistema de las cajoneras combinadas con vehículos particulares, durante el gran incendio que nuevamente afectó a calle Lillo y, pese a las pérdidas materiales, se logran controlar las llamas. Los quintinos demostraron su capacidad laborando con sus propios elementos que, habían sido experimentados e tantos ejercicios y algunos llamados menores.

En año 1964 se inicia sin cambio sustantivo; los planes directivos mantienen como objetivo calves la adquisición de una bomba y construcción de un cuartel. En este contexto, con fecha 21 de octubre se gestiona la compra al Cuerpo de Bomberos de Valparaíso de una máquina Ford, modelo 1944, con estanque de 1.200 litros; negocio que no se concretó, sin embargo no cesa el interés por dotarse de Material Mayor. Mencionamos, la entrega de 95 metros de manguera por parte del Directorio y el aumento de socios cooperadores, que significa un aporte económico y el compromiso de los vecinos con la Quinta Compañía. Logros del Director Hugo García Haro y su equipo administrativo.

Noticia destacable al final del año es la resolución del Directorio General informando que la Quinta Compañía para a constituirse como Compañía de Agua. De este modo los elementos propios del salvataje se traspasan a la Primera Compañía. Actitud que refleja el examen público de cinco años de activa labor, con un desempeño ordenado en alimentar a las bombas de las tres Compañías, con la ejecución rápida en al ataque surtido de grifos; se daba un trascendental paso, consolidándose en la comunidad e institución bomberil.

El siguiente año permite la adquisición de accesorios menores: distintivos, rompefilas y parches, se acuerda que los cascos de oficiales administrativos y ejecutivos lleven pintada su parte superior de color blanco, para diferenciar jerarquías. Por otra parte, participan activamente en el Directorio como Tesorero General: Manuel Jara Cárdenas y Secretario General: Francisco Soto Díaz. Comenzando los meses de enero y febrero, deben concurrir con su material al puerto local, al incendiarse sendas embarcaciones; se controla el fuego desde el molo por parte del Cuerpo de Bomberos. En el gran incendio de Dalcahue se produce la pérdida de material menor de la Compañía, situación que afectó al trabajo ejecutivo; así, por acuerdo, en el mes de mayo, de los Capitanes de Compañía, la Quinta Compañía debe abastecer al carro bomba Nissan de la Tercera Compañía, y los voluntarios cooperar en todo tipo de actividades en caso de siniestros.

Desde 1965 hasta 1968 desempeñan constantemente: guardias, desfiles, ejercicios y tienen particular participación en el Centenario de la ciudad en 1967. Años de trabajo, de beneficios, incorporación de otros bomberos, participación constante en emergencias con las mangueras unidas y guardadas en sus cajoneras, alimentando a las bombas de los grifos o en el ataque directo con sus pitones.

El 11 de octubre de 1968 un enorme incendio nocturno en calle Serrano destruye tres propiedades en medio de un temporal, después de arduo trabajo bomberil, donde incluso llegan refuerzos de Ancud y Chonchi, se controla, evitándose la propagación. Se lamenta la pérdida del hogar del voluntario fundador Arturo Cárcamo Cárdenas. La Quinta Compañía considerando los elementos que poseía.

En los tiempos, otra necesidad sentida era el cuartel, deambulaban por distintos lugares, incluso en colegios secundarios como el Liceo politécnico, donde guardaban los cajones y hacían guardia. La solicitud concreta de cuartel para la Compañía se ofició el 13 de diciembre de 1966 al Superintendente, para proceder a la construcción; en julio de 1967 ya el sitio se encuentra habilitado en el patio del colegio. Destacan en esta labor los voluntarios Héctor Cárcamo y Raúl Márquez, quienes efectúan las reparaciones de carpintería y eléctricas. Su habilitación definitiva en 1968 fue aplaudida, y hubo gran felicidad por tal concreción, ya que la Quinta Compañía disponía de un pequeño cuartel; además, este año es premonitorio para el mando administrativo quintino pues se postulan a los cargos directivos claves de la institución. Orfelino Oyarzo Maldonado actual Honorario activo asume el cargo de Vicesuperintendente. El Director Julio Barrientos Bilisco y el Secretario de Compañía, Francisco Soto Díaz, elaboran en marzo una circular interna para todos sus voluntarios haciendo un llamado a la conciencia bomberil recordando los más importantes valores para que la Quinta Compañía continúe con la eficacia de su misión al servicio público.

En 1969, importantes logros y metas se presentan. Por primera vez en la historia bomberil un bombero de la Compañía es nominado Superintendente: Hugo García Haro; relevante reconocimiento a la Quinta Compañía a sólo 10 años de su fundación, con el apoyo de todas las Compañías, y secundado por el Vicesuperintendente, también de la misma institución: Orfelino Oyarzo; para iniciar una acción directiva auspiciosa y relevante en el Consejo de Oficiales Generales auspiciosa y relevante. Primera preocupación, dotar de materiales al Cuerpo de Bomberos que con justificada razón era de urgencia.

Para los quintinos estaba en su accionar la agilización del máximo sueño, una bomba; tema repetitivo en todas las oportunidades de reunión. En el mes de mayo se advertía la posibilidad de disponer de Material Mayor para diciembre, además, que la Compañía debe aportar una suma de 10.000 escudos, cantidad monetaria importante en ese momento. Con fecha 2 de junio se conoce la promesa formal de adquisición basada en las entrevistas sostenidas en Santiago con la comisión especial 12.027 que regula las compras de los Cuerpos de Bomberos.

Días de enorme satisfacción por la larga espera y esperanza que sería realidad. Preocupación y responsabilidad por asistir a todos los llamados de la institución a fin de demostrar el justo merecimiento de esta bomba, que ya tenía marca, un Ford americano, pues el telegrama de dicha comisión así lo confirmaba. Pasan los meses entre los registros de importación, el pago del crédito y el aporte de la Compañía con 17.000 escudos. Para el Superintendente fue su primer gran logro, concretar un carro bomba, lo que constituyó doble alegría como quintino y autoridad máxima.

En el compás de espera de 1970 existió otra preocupación no menos relevante; el estandarte de la Compañía. Confeccionado en Santiago, se acuerda efectuar su bendición cuando arribe la bomba; tiene un fondo verde y contempla en letras bordadas la fecha fundacional en la sección superior, el lema en la inferior en forma semicircular, y al centro un escudo con un número 5 de proporciones equitativas rodeado por el lema; además la inscripción Cuerpo de Bomberos de Castro. Durante el año 1996 reformulan el estandarte, manteniendo lo fundamental y cambiando el fondo por un color rojo, y el verde recubre el escudo.

Referente a la bomba se indicaba que el atraso obligado se explicaba porque la fábrica Ford atendiendo a razones diversas, agrandó su capacidad de agua de 400 galones a 1.200 litros. Al prolongarse la recepción, el estandarte fue bendecido en el aniversario undécimo de la Quinta Compañía con la participación de los voluntarios, destacando en el acto solemne las palabras del capellán Ángel Pérez Pérez en el patio del Cuartel General entre los aplausos de invitados y vecinos socios cooperadores que adhirieron con su colaboración monetaria.

El día 4 de agosto se comunica que el carro bomba está próximo a llegar a Valparaíso, vía marítima desde Estados Unidos. Por unanimidad, los bomberos quintinos comisionan al Teniente 1° Orfelino Oyarzo Maldonado como acompañante maquinista del 2° Comandante Luis Bustamante Bustamante para dirigirse a la mencionada ciudad puerto y proceder al traslado hasta Castro, ya que el barco recalaba el 16 del mismo mes. Concurren al lugar, quedando los testimonios fotográficos de la alegría de recibir la bomba y los agradecimientos a los encargados de Aduana junto a integrantes de la Compañía Sudamericana de Vapores, por su grata atención y servicios a la delegación bomberil castreña. El retorno es feliz, y las congratulaciones y responsabilidades a quienes cumplieron eficientemente la misión encomendada.

La Compañía en reunión extraordinaria el 20 de agosto de 1970, a las 21:00 horas, determina la ordenación, instrucción y planificación con motivo del recibimiento del Ford, al día siguiente. El viernes 21 después de las 18:00 horas, la expectación ciudadana se concentraba en Plaza Prats, mientras la Quinta Compañía se traslada a Llau-Llao para encontrar a la máquina. Regresan a Castro acompañados de una caravana de vehículos y orgullosos desfilan por la plaza vestidos de parada, hasta el frontis del Cuartel General, escoltando el carro bomba. Fue un día triunfal, tras once años de espera, que se concretizan.

El carro bomba es un Ford F-600, modelo 1970, con un estanque para 2.500 litros de agua sobre ruedas, turbina centrífuga, dos carretes laterales, boster de primeros auxilios de alta presión, consignados en 70 metros, cada uno, y posibilidad de adaptación de pitones químicos; chorizos respectivos localizados a sus costados. Posee un estanque químico de 120 litros; fue equipado con mangueras de 50 y 70 m/m, en sistema de cama americana, y compartimientos exteriores. Escalas de techo y correderas de dos cuerpos, extintores, más otros materiales menores.

              Era la bomba más moderna en del Cuerpo de Bomberos, tecnológicamente vanguardista, y de última generación, fabricada en Estados Unidos. En resumen, Castro contaba con la mejor máquina, siendo mecánicamente superior y dotada de los más importantes adelantos: una amplia cabina para el conductor y copiloto; pisaderas laterales y traseras para traslado de la dotación bomberil completaban la estructura. Se convertía en la segunda bomba de esta marca en la historia del Material Mayor.

              Es entregada formalmente a la Quinta Compañía en septiembre, y bendecida entre las alegrías de los voluntarios y cooperadores que con su generosidad tuvieron participación en la traída del Ford, aquel día 13 que inició el festejo más importante desde 1959; formación del Cuerpo de Bomberos, presentación del carro, discursos, beneficios, ejercicio, desfile y almuerzo de camaradería sellaron la trascendental fecha. Los celebrantes recibieron banderines alusivos y solapines en recuerdo imperecedero que concluía e iniciaba una etapa nueva para la Compañía. Diez años de búsqueda, esfuerzos compartidos, salvamentos y remoción de escombros, de correr con los cajones en beneficio comunitario; desde ahora la Quinta Compañía estaba dotada en la práctica y teoría, como Compañía de Agua, acción y material, para demostrar una eficiencia bomberil que destacaría ya en los meses siguientes.

Comenzaba entonces la continua preparación de los bomberos e ejercicios para obtener el máximo rendimiento de la bomba, no sólo en aquellos extendidos rápidos de mangueras, sino utilizando óptimamente el agua del estanque, aparte de alimentarla desde grifos o pozos. Acciones todas que implicaron sacrificio y responsabilidad, estando conscientes de que disponían de un Material Mayor cuya efectividad debía demostrase eficientemente, y la sociedad local estaba como siempre esperanzada en los bomberos para su defensa en caso de emergencia.

Debían los quintinos mentalizarse con el trabajo aliado del Ford, reformulando su actividad por los cambios ejecutivos que implicó la bomba, sobre todo en las contingencias ígneas. Por otra parte los maquinistas, desde entonces se hacían realidad aquella palabra; iniciaron un activo entrenamiento de conducción y manejo de turbina, entregando agua en breves instantes, practicando el uso de chorizos, y todo lo concerniente a la operatividad del carro bomba. Aprendieron a dominar, conociendo sus detalles técnicos, mecánicos y estructurales. La mantención, limpieza y cuidado eran otras acciones donde participaban todos, ya que poseían una auténtica y valiosa pieza mayor, orgullo institucional.

En poco tiempo esta preparación estaba cumplida, la Quinta Compañía esperaba adecuadamente ejercitada las eventualidades incendiarias.

La década del 70, reciente, está presente en la memoria colectiva a través de innumerables sucesos bomberiles, donde cada bombero tiene sus propias historias de vida y participación en los incendios y otras emergencias ocurridas en Castro y localidades vecinas.

Algunos fragmentos cronísticos del Ford son relevantes de acotar. En el siniestro rural de proporciones al que concurrió la bomba en Curaco de Vélez, por razones de operatibilidad se vio impedida de actuar, era el momento inicial de una brillante trayectoria, ya que estuvo presente en todas las emergencias suscitadas en la década, aportando significativamente en el trabajo de alimentación de los carros, de ataque directo al fuego, de salvataje de enseres y un sinnúmero de otras acciones.

Durante este año hubo muchos otros hechos que destacar en la vida quintina. Recordemos que desde 1964 ya se habían instalado las bases para la construcción del Cuartel Central del Cuerpo de Bomberos al frente de Plaza de Prats y sólo hasta fines de 1969 no se hallaría concluido. El 5 de enero de 1970 se entrega el nuevo edificio a las tres Compañías, que tienen allí sus salas de reuniones y máquinas junto a la Superintendencia y Comandancia; doce días más tarde el antiguo local que utilizaban como cuartel de la Primera y Segunda Compañía es entregado a la Cuarta y Quinta Compañía, estaba ubicado en la intersección de Balmaceda con Aldunate, calles colindantes a la Plaza Prats.

Este sería el Cuartel definitivo para la Compañía en estos decenios, tras permanecer dos años en el sitio del Liceo Politécnico y, hogar de la bomba Ford, que tiene su sala de máquinas hacia calle Balmaceda, y en la parte posterior está ubicada la sala de sesiones. Construcción que debió ser remodelada quedando de un solo piso. Allí debieron los quintinos trasladar todos sus elementos y enseres, iniciando la habilitación correspondiente. Especial atención tuvo el sector donde se localizaría la bomba, a fin de protegerlo convenientemente de las obras menores adyacentes. Pronto fue el centro neurálgico; las guardias, ejercicios, reuniones, emergencias, desfile y otros se concretaron en tal lugar que se denomina Cuartel Nro. 2 hasta el presente.

Decíamos que en 1970 iniciaba una renovada década para la Quinta Compañía, entre algunos hechos; Bomba nueva, Cuartel permanente, uniformes de parada y de trabajo, bomberos en el Directorio, solidez administrativa y ejecutiva, identificación comunitaria y reconocimiento institucional. Sobre todo, puntualizamos en su actuación en el combate contra el fuego u otras emergencias donde se manifiesta prácticamente la motivación y razón de una Compañía, especialmente con características  de agua. En este aspecto, el Ford A se constituyó en una vital máquina en tales años, coordinando con una eficiente labor de los voluntarios, que cumplieron su servicio óptimamente, entendiendo la responsabilidad asignada.

Por ello rememoramos el pavoroso siniestro que azotó el pueblo de Rilán a fines de 1970, distante a 27 kilómetros de Castro; la máquina se traslada al lugar raudamente conducida por Gastón Guarda Barrientos; en medio del fuego, la bomba se instaló en el frontis de la Iglesia, Monumento Nacional, y los bomberos que iban tendidos sobre la cama de mangueras inician su trabajo con los pitones, impidiendo el avance de las llamas hacia tal edificio y resguardando otros hasta agotar el estanque. Con la llegada de otras Compañías se hizo un poco artificial desde el río cercano con calaminas de fierro, al desaguarse el de la pequeña plaza; esta toma fuente sirvió para el convoy de bombas que aportaron el líquido vital necesario para extinguir el gran incendio, a través del Ford en su condición de máquina de ataque. En resumen, una eficiente y coordinada labor.

En Castro, los siniestros de magnitud de los años 70 fueron muchos y variados en sus características. La Compañía estuvo presente en todos ellos. Entre ellos, el de 1974 en el ex Hotel Costa Azul en calle Lillo; en 1975, cuando se destruyó el gimnasio antiguo de la calle Freire; el de diciembre de 1976, que afectó a la casona de la esquina de calle Esmeralda con Plaza Prats y especialmente se recuerda el siniestro de marzo de 1978, que en plena noche consumía la Barraca San Bruno en la Avenida Pacífico hoy Galvarino Riveros donde el Ford, que llegó entre los primeros, inició el trabajo en el sector transversal por la subida a Castro Alto, donde el fuego había ya afectado un par de casas haciendo peligrar otras más. El efectivo accionar con el ataque frontal de sus bomberos permitió controlar el área de casi una cuadra después de horas de labor, salvándose varias propiedades, en una actividad coordinada con todas las Compañías. La bomba funcionó eficazmente cerca de 8 horas, en un trabajo del Cuerpo de Bomberos catalogado como importante. En diciembre de 1981, otro pavoroso incendio consumió 7 barracas en la costanera de calle Pedro Montt, aquí nuevamente todas las Compañías reiteran su accionar positivo con sus voluntarios y máquinas impidiendo la propagación.

Fueron tantos llamados de emergencia entre 1970 y 1986, que hicieron al Ford imprescindible, demostrando en la práctica que es una máquina eficiente, con una vida mecánica regular y constante; con un cuerpo de bomba poderoso, pero sobre todo se comprobó la excelente adquisición realizada, y el nivel superior logrado por los voluntarios al servicio público, tomando como base su estimada máquina, al familiarizarse notablemente con su infraestructura, accesorios y operatividad en su accionar además, de la ejercitación permanente con ejercicios, guardias, siniestros y otras actividades; sumado al excelente trato de mantención para el Ford F-600.

Con el transcurso de los años efectuaron importantes adelantos a la máquina: sirena destellante, dos focos de emergencia, cisterna siempre provista para un buen cometido, ya que además la bomba es química, con dos pitones para espumas incorporados que utilizan al final del boster; chorizos, bicheros, hachas, cordeles, palas, escalas de techo y correderas, y en su parte posterior e inferior, las compuertas guardan todo el material restante: pitones, gemelos, llaves, trifulcas, y en sus costados laterales las imprescindibles mangueras. En la sección superior, sobre el piso que cubre el estanque de agua se instaló la cama americana con 12 mangueras en zig-zag de 70 m/m., unidas y listas para una acción rápida, siendo los iniciadores de tal sistema, destinados a la alimentación, requiriéndose para ello pocos bomberos.

Cuenta con dos salidas de 70 m/m., en ambos lados y la succión de agua se lograba por un sistema eléctrico de cebado al vacío en el caso de los chorizos. También contiene dos extintores, entre otros accesorios menores. Con este material bomberil inserto en el Ford se trabajó en esta segunda década. Ya en ese tiempo usaban cascos modelo americano, y reemplazaron las casacas de cuero por nuevas cotonas aluminizadas japonesas como uniforme de trabajo, las que en los años 90 fueron sustituidas por modernas casacas con jardineras antiflama color amarillo.

Los bomberos del 60 consolidaron un trabajo de base administrativo maciza, perspectiva que en los años 70 se mantiene, prolongándose al aspecto del ejercicio y control de emergencias cada vez con mayor rapidez y efectividad. Esta última actividad fue preocupación mayor desde la llegada del Ford, dirigida desde la coordinación en la alimentación, extendido y control del fuego. Método general no sólo en el accionar urbano sino rural. Importante agregar que con la bomba prestaron un activo servicio en sectores rurales y en incendios forestales, asiduamente en los meses estivales. En los años descritos y hasta 1986, tiempo de actuación del Ford, se produce una renovación total de material mayor del Cuerpo de Bomberos. Todas las Compañías incorporaron bombas más modernas para un mejor desempeño; se inició desde 1971 la era de los Berliet. Y por tanto la institución poseía un parque automotriz de gran calidad y modernismo, siendo el Ford la máquina de mayor antigüedad, pero manteniéndose en perfectas condiciones. Había sido vanguardia por 17 años de uso activo para la Quinta Compañía.

Producto de lo anterior le correspondió a la Quinta Compañía nuevamente la precedencia para destinarle una moderna bomba. Ya no fue la búsqueda titánica como en el decenio del 60; en menos tiempo y por las gestiones del directorio, guiados por el Superintendente, también de la misma Compañía, esperan la llegada del nuevo carro bomba en 1986. Así, otra máquina para Castro y su Cuerpo de Bomberos, que para la Quinta Compañía en particular vendría a beneficiar como se demostró en estos últimos años, la acción ejecutiva en todo tipo de incendios o amagos a través de su moderno sistema mecánico y técnico, y su eficiente cuerpo de bomba.

La nueva época comenzó en febrero de 1986, cuando desde Santiago tres Oficiales Generales quintinos viajaron con el nuevo carro bomba, que fue recibido por la comunidad y Compañía en celebraciones compartidas. El Superintendente; Ramón Cárcamo Cárdenas; el Comandante: Renato Toro Alvarado y el Inspector General de Máquinas: Ricardo Soto Canaán, fueron los encargados y responsables del traslado de dicha bomba hasta nuestra ciudad. Es de marca Camiva Renault, modelo S-170-13; año 1985; Francés, con chasis 2946 y una capacidad de 3.000 litros de agua sobre ruedas; tiene una potencia de 170 hp., incluido sistema turbo, dirección hidráulica, frenos de aire y de motor, entre otras características técnicas.

Un cuerpo de bomba con 4 salidas de agua para 70 y 50 m/m., y puede ser alimentado en forma directa o por el estanque y arrojar 2.200 litros por minutos. En conclusión una máquina totalmente moderna y desde su incorporación a la Compañía es pública su notoria efectividad y rapidez en su rendimiento. Fue bautizada el 9 de marzo de 1986, con las actividades de rigor y la edición de un banderín alusivo, animando la ceremonia el capellán bomberil Ángel Pérez Pérez, por segunda vez en la historia quintina. Es la bomba actual de la Quinta Compañía en todas las emergencias y ha tenido un desempeño óptimo en estos años junto a los voluntarios que, como siempre, aprovechan sus potencialidades mecánicas y le brindan una atenta mantención y cuidado.

También han reforzado sus accesorios y agregado otros para un equipamiento completo de protección en siniestros: manguerín de primeros auxilios, mangueras, pitones y, en los compartimientos laterales utilizan los trozos unidos, además la cama americana y el arrollado doble conectados a pitones, conformando unidades ordenadas a fin de lograr un buen accionar, rápido tanto en el control ígneo como alimentación de agua; innovaciones todas de importantes logros que también usan otras Compañías.

Mencionamos el pitón rambo de alta presión, que hace las veces de pitón monitor accionado por cuatro voluntarios y ha sido probado con buen resultado en incendios declarados, bajando las llamas del edificio principal o aislando el fuego de las propiedades colindantes con la cortina hídrica. El equipamiento básico se complementa con bicheros, hachas, camillas, escalas, extintores, trifurcas, gemelos, pitones, equipo espumógeno para siniestros en vehículos terrestres y aéreos; napoleón que corta en frío y esmeril angular. Además le incorporaron una sirena de tonalidades y baliza destellante. Así, el Camiva Renault marca otra etapa en la vida institucional quintina.

Actualmente, entonces, dos bombas se encuentran bajo su dependencia: el Ford F-600 y el Camiva Renault S-170. Ambas localizadas en su Cuartel de calles Balmaceda, listas para la acción y efectuando la Compañía ejercicios combinados con dichas máquinas; laborando conjuntamente para una integración bomberil; los voluntarios planifican y coordinan esta activa labor, a fin de otorgarle mayor operatividad al Ford, y conociéndole su capacidad de cuerpo de bomba y de estanque, la Comandancia instaló en su cubierta un pitón monitor fijo de alto rendimiento que cumple un rol preventivo imprescindible; así esta bomba continúa la senda del servicio con una nueva y vital misión.

Otra de las metas quintinas es este último lustro era disponer de una ambulancia bomberil. Para ello, durante más de 3 años, con bingos, rifas, comidas y otras actividades, se consiguieron los recursos necesarios, adquiriendo esta unidad de emergencia con fondos propios, en 1995. Conscientes de lo necesario para el Cuerpo de Bomberos que es poseer una máquina de este tipo, no sólo para la protección, resguardo y primeros auxilios de los propios bomberos sino para la comunidad cuando sea necesario. Así paulatinamente, otra máquina imprescindible se incorpora al historial de Material Mayor de esta Compañía.

La Unidad de Emergencia o Ambulancia es modelo Mercedes Benz 508, año 1985; reacondicionada e importada de Alemania, tipo furgón, complementada con sirena y camillas. Fue conducida desde Valparaíso a Castro, y bautizada el día domingo 20 de agosto de 1995 con la presencia de autoridades. Invitados especiales, público local y el Cuerpo de Bomberos formado con uniforme de trabajo y parada; todos le dieron la bienvenida entre cortinas de agua. De esta manera, otro vehículo pasa a engrosar el parque automotriz del Cuerpo de Bomberos para orgullo comunitario y de la propia Compañía.

Actualmente está siendo dotada de todos los elementos auxiliares requeridos, a fin de cumplir un rol protagónico e histórico en este acontecer bomberil del siglo XX, y ya ha realizado importantes misiones en conjunción de los voluntarios, que la conducen operativamente. Su lugar de estacionamiento es la sala de máquinas del Cuartel Central, frente a Plaza Prats y, desde marzo de 1996 en el Cuartel de calle Balmaceda que, pasó a ser exclusivo de la Quinta Compañía con el resto de material mayor. Ejecutivamente primero como Compañía de Salvataje, luego de Agua como apoyo a las demás Compañías, hasta la llegada de su primera bomba y desde ese instante se transformó en organización que combate el fuego; así, en su bitácora histórica escribe cientos de llamados de emergencia de todo tipo con sus dos carros bombas.

En estos 73 años de historia presente de la Quinta Compañía, en que dos bombas y una ambulancia constituyen su material mayor y han compartido momentos de real valía, experiencia y enaltecimiento sustentados en sus voluntarios que, con aquellos valores sociales comunes impregnados en todos los  bomberos se permitieron, desarrollar y fortalecer su Compañía, institución  puntual en el cuerpo de Bomberos, donde la Abnegación y Sacrificio trazaron metas cumplidas desde aquel mes de mayo de 1959, pletórico de buenos deseos y esperanza.

ASPECTOS RELEVANTES DE LA VIDA INSTITUCINAL QUINTINA

Con cerca de cuatro décadas como Compañía, orientando y marcando puntualmente la institución, donde sus bomberos han dirigido el Cuerpo de Bomberos ya en dos decenios consecutivos y la eficiencia reconocida de las obras realizadas por el Directorio General nos reflejan una trayectoria de gran mérito. Muchos acontecimientos importantes ocurrieron en estos años. Entre tantos, mencionamos que han obtenido Diplomas de Honor por tercer lugar en asistencia en 1970, y primer lugar en 1971, 1973 y 1982. En el año 1974 obtienen Diplomas por haber logrado el primer lugar en la competencia bomberil de velocidad, destreza y capacidad de trabajo, el domingo 15 de diciembre en Plaza Prats. En el rubro adquisiciones poseen equipos de respiración autónoma; equipos de radios para bomberos, grupo electrógeno; buzos grises térmicos para sus bomberos, junto a cascos con visor, casacas con jardineras de trabajo, todos en color amarillo con huinchas reflectantes, adquiridos en 1992; además, botas de seguridad, guantes y toallas, elementos imprescindibles de protección y uniformidad para sus integrantes. Como útiles de identificación poseen insignias y quepis o gorros negros con el logo de la Compañía. En cuanto a los recursos, efectúan anualmente el tradicional bingo y además ostentan un módulo gastronómico en el Parque Municipal donde se realiza el Festival Costumbrista como patrimonio; realizan rifas y otros beneficios de degustación de comidas. Cuentan para ello con el apoyo de las damas de los voluntarios en todas las actividades, quienes también se empeñan en la consecución de los nobles objetivos bomberiles.

Desde 1970, la administración obtuvo los beneficios económicos necesarios para solventar variadas necesidades que toda Compañía activa y responsable debe cumplir; este buen transitar es herencia de un manejo administrativo sólido desde su fundación. Su cuartel, sin construir aún en un adecuado edificio, reúne a sus bomberos semanalmente en una amplia sal de sesiones, con las comodidades necesarias, que han sido acondicionada por la misma Compañía y remozada continuamente; allí poseen mobiliario ad hoc y la infraestructura habilitada para un buen desempeño laboral, en medio de valiosas fotografías, diplomas y otros estímulos. Idéntica situación presenta la sala de máquinas donde se guardan sus dos bombas, pieza inmueble anterior, separada sólo por una puerta, que también fue reparada para el óptimo mantenimiento de los vehículos.

A fines de los años 80, elaboran el logotipo de la Compañía, un círculo con fondo verde, que en ambos lados y en la sección inferior dice: “Cuerpo de Bomberos Castro”, y al centro, la figura de una escala diagonal cruzada por un pitón y un hacha; sobre este esquema un número 5 con el lema a sus costados: “Abnegación y Sacrificio”.

En sus 37 años de vida bomberil, la participación en el Cuerpo de Bombero castreño ha sido relevante y destacada a nivel ejecutivo y administrativo. Muchos quintinos han tenido un desempeño notable, formando parte de la historia del Cuerpo de Bomberos; podemos mencionar a algunos, como Ives Andrade Mourett, su fundador, quien participa aún de actividades aniversarias, y en 1990 regaló una placa recordatoria; Julio Fuentes O., destacado Capitán; Ángel Pérez Pérez, Director y capellán del Cuerpo de Bomberos, quien bautizó todos los carros bombas de la institución; Mario García Paredes, Secretario General; Jorge Aburto Calixto, Capitán por años, Instructor de la Brigada de Aspirantes del Cuerpo de Bomberos y de la Brigada Juvenil quintina, organizador de cursos y manuales de docencia. Sus importantes Miembros Honorarios: Hugo García Haro; Julio Barrientos Bilisco; Alessandri Pinto Miranda; Ernesto Cárcamo Cárcamo, quien ocupó el cargo de Tercer Comandante y pertenece activo como Bombero Honorario; Orfelino Oyarzo Maldonado quien fue Director y Vicesuperintendente, el más antiguo bombero, ejemplo de abnegación y servicio, honorario activo ocupando cargos en la Compañía. Mención aparte merecen Gastón Guarda Barrientos y Carlos Gómez Vera, voluntarios fallecidos inesperadamente estando activos; el primero, maquinista del Ford, Vicesuperintendente y Miembro Honorario; el segundo, voluntario maquinista por años y Director, integrante de programas radiales bomberiles, autor del libro “Quinta Compañía”, Historia 30 años, publicado en 1989, quien prometía una brillante carrera institucional tronchada por la muerte en 1992.

Siendo Director joven fue reelegido para otro período, obtuvo distinción como el mejor en su cargo en 1990; sintió como pocos a su estimada Compañía, y logró importantes adquisiciones durante su mandato administrativo; con su partida, el Cuerpo de Bomberos perdió un importante y promisorio eslabón. Ambos son rememorados justamente en este acontecer histórico, entre otros bomberos antiguos y fundadores que tanto aportaron a su institución.

Para la Quinta Compañía, como para el Cuerpo de Bomberos, Hugo García Haro se constituye como excelente y destacado voluntario. Tanto es así, que su proyección de Superintendente trajo un mejoramiento claro en materiales mayores y menores durante más de una década. Dirigió el Cuerpo de Bomberos desde 1969 a 1982. Estimado y respetado por todas las Compañías, recibió la máxima distinción de un bombero local, es declarado con apoyo bomberil unánime, como Superintendente Honorario. También obtiene el reconocimiento nacional a su trayectoria en carta distintiva enviada por el Presidente de la Junta Nacional de Bomberos de Chile. Su gestión fue extensa, organizó al Cuerpo de Bomberos en una planificación ordenada junto a los Oficiales Generales, uniendo a las Compañías tras objetivos comunes. La “Era García” incorporó la bomba Ford, los carros Berliet para la Segunda  y Tercera Compañías, año 1972, y a finales de los años 70 e inicios de los 80 llegan tres nuevos carros Camiva Berliet para la Sexta, Primera y Cuarta Compañías respectivamente, en la práctica todo el material mayor del Cuerpo de Bomberos, todos ellos equipados con el material menor necesario.

Entre otros logros de su Directorio, tenemos la reparación e infraestructura de cuarteles, equipos de  radio, y jeep de Comandancia. Gestión de 13 años positivos mirando al Cuerpo de Bomberos como una integridad. Este principio de metas generales para todos los bomberos se manifestó, por ejemplo en los actos públicos, con la creación de un uniforme único de parada de color rojo, situación que conlleva fraterna igualdad, aunque las Compañías mantienen su color distintivo en el material. De esta forma el voluntariado castreño se presenta a la comunidad con un solo colorido; chaqueta roja, corbata negra, pantalón y camisa blanca, zapatos negros y el casco numerado; esto sirvió también para evitar las relativas asistencias de las  Compañías en presentaciones, lo que significó para todas un solidario apoyo, desfilando en dos bloques. Y, en 1971, bajo su administración, se formó la Séptima Compañía con asiento en Rilán. Hoy, el Superintendente Honorario integra la lista de Miembros Honorarios, título ganado con merecido prestigio y reconocimiento.

En diciembre de 1982, se procede el cambio de mando institucional más importante, y asume el cargo de nuevo Superintendente Ramón Cárcamo Cárdenas, también voluntario quintino, quien hasta el presente ostenta tal designación directiva: Hechos importantes para una Compañía que con tres décadas ha liderado por más de 20 años la institución en la Superintendencia, desde 1969 ininterrumpidamente. Además, desde los años 60 la participación de los bomberos en cargos de la Oficialidad General ha sido constante.

Como su antecesor, Ramón Cárcamo Cárdenas, fiel a su formación, se preocupó junto al Directorio y Comandancia que lo secundan actualmente, de mejorar las condiciones materiales, técnicas y organizacionales de las Compañías y el Cuerpo de Bomberos en general. Citamos algunos logros mayores en su período que a la fecha supera los 14 años; el Cuartel de la Sexta Compañía inaugurado el 25 de mayo de 1986; la bomba Camiva Renault de la Quinta Compañía el mismo año; la reestructuración y ampliación con un segundo piso del Cuartel General, con un amplio Salón de Actos totalmente habilitado, construcción necesaria, inaugurada el 11 de marzo de 1989; nuevo sistema VHF de radiocomunicaciones, equipo radial interbomberos eficaz y solidario para todo el accionar bomberil; Cuartel de la Séptima Compañía en Rilán, y el proceso de descentralizar cuarteles con la construcción del nuevo cuartel de dos pisos y amplias comodidades en el sector Juan Soler, que ocupa la Tercera Compañía desde 1996; programas radiales de prevención para la comunidad; bomba Camiva Renault para la Segunda Compañía en 1990. Es Presidente Provincial de los Cuerpos de Bomberos de Chiloé, Director Nacional y Vicepresidente Regional de la Junta Coordinadora Nacional de Cuerpos de Bomberos.

Además acotamos otras metas cumplidas, como: el equipo de computación para modernizar la actividad administrativa; adquisición de pitones, cascos, casacas, receptores y transceptores para voluntarios desde 1990, con lo cual el 80% se encuentra comunicado día y noche con la central de alarmas ante cualquier situación; enlace radial en sistema VHF que interrelaciona y enlaza a toda la Provincia insular con los Cuerpos de Bomberos a través de una antena repetidora que permite, además, la comunicación a nivel nacional esto a contar del 25 de julio de 1989; creación de la Unidad de Rescate Vehicular, equipamiento y furgón de rescate, e 1992; sirena de Rilán y motobomba en la misma localidad; grupos electrógenos para las bombas; líneas de comunicación directa con las emisoras; organización de cursos técnicos y charlas: sistema de comunicación en clave para las radios; aplicación y realización de cursos de la Academia Nacional de Bomberos; perfeccionamiento y formación de instructores nacionales y especializados; reparación de Cuarteles y material mayor; reacondicionamiento mecánico tecnológico de bombas y jeep de la Comandancia; formación del Departamento de Estudios Técnicos; reestudio y modernización del Reglamento General del Cuerpo de Bomberos; reasignación social comunitario y consignación Casino Cuerpo de Bomberos; administración de 3 Cuarteles, incorporándose otro a partir de este año; en fin,  son algunos de los tantos logros administrativos, financieros y ejecutivos. Además le ha correspondido asumir la organización y ejecución de los actos conmemorativos del Centenario del Cuerpo de Bomberos de Castro que, en la década del 70, 80 y 90 ha alcanzado un relevante nivel en todas las áreas.

También en este contexto mencionamos a Renato Toro Alvarado, quien asume de Comandante del Cuerpo de bomberos en 1985, hasta 1993, con un importante ciclo de objetivos y metas; primera vez que un bombero quintino ocupa el máximo cargo ejecutivo; fue partícipe de la Comandancia desde 1977 como Tercer Comandante, luego en 1982, Segundo Comandante. Durante su mandato se dio particular importancia al perfeccionamiento bomberil en diversos aspectos; formación de instructores; departamentos de estudios técnicos; avances comunicacionales y equipamiento técnico, cursos con material escrito de la Academia de Bomberos desde 1990; infraestructura, reparación y dotación de material mayor y menor; formación de Unidad de Rescate Vehicular, entre algunos aspectos.

Actualmente es Capitán de Compañía. Acotamos que un gran número de sus integrantes actuales cumplieron cargos de Director, Capitán y de Oficiales Generales, tales como Secretario General, Ayudante General, Tercer Comandante, Pro-Tesorero General, podemos mencionar a Víctor Jaramillo Fuentes; Fredy Linz Linz; Humberto Cárdenas Macías; Bernardo Díaz Cárdenas; Héctor esparza peña; Víctor Guerrero Oyarzún, por nombrar algunos; indicamos además a Néstor Maldonado Oyarzún, voluntario relevante con muchos años de servicios. En el presente el Tesorero General del Cuerpo de Bomberos, Alamiro Vargas Andrade, y el Pro-Secretario General Manuel Ampuero Añazco, pertenecen a sus filas.

Por otra parte, sus voluntarios integran la Unidad de Rescate y el Departamento de Estudios Técnicos como inspectores, y el Teniente Primero Ricardo Barriga soto fue primer Capitán de la Unidad de Rescate e Instructor; y actualmente es Instructor Nacional avanzado de Rescate Vehicular. Mantienen una Brigada Juvenil, para formación de futuros bomberos. Y sus voluntarios preocupados por el continuo perfeccionamiento han realizado cursos técnicos en la Academia, dentro de un sinnúmero de actividades en estos años. Asimismo ha obtenido premios como mejor Capitán y mejor Director.

Otros aspectos a considerar indicamos que en 1979 conmemoran sus Bodas de Porcelana en un ambiente de camaradería y festejos, año en que confeccionan el Primer Manual de Instrucciones para bomberos en la historia bomberil local, que ha trascendido en el tiempo, escrito por el Capitán de ese año;  tenía como objetivo instruir a los voluntarios en diversos aspectos, responsabilidades y formación de Oficiales. Intento primario de mejorar la acción bomberil a través de un texto educativo. Asimismo en 1984 celebran sus Bodas de Plata, con ocasión de cumplir 25 años de servicio, crean un banderín para tal ocasión. En 1985, sus voluntarios realizan internamente el Primer Curso de Capacitación Técnica Nivel Básico, en los meses de octubre y noviembre con relatores profesionales, más el Instructor del Cuerpo de Bomberos de Ñuñoa, punto inicial para educar técnicamente a los bomberos. También participaron en el Departamento Cultural del Cuerpo de Bomberos a través del programa radial semanal “Acontecer Bomberil”, que transmitía consejos prácticos preventivos y docencia en diversos años de los 80; espacio radial que aún se mantiene con el Departamento de Estudios Técnicos cuyo programa tiene como base precisamente aquel anterior.

Han editado una revista de historia en 1989 con ocasión de sus 30 años, y publican un artículo histórico sobre incendios en la ciudad de Castro en 1986, realizados por voluntarios que escribían crónicas en otrora. Asimismo como Compañía han sido publicados y divulgados en diarios, revistas y radios dando a conocer sus actividades. También efectuaron Academias en otros pueblos de Chiloé, y apadrinaron la escuela básica de Llau-Llao, donde una vez al año con ocasión del Día del Bombero concurren allí y realizan docencia y ejercicios demostrativos de la actividad bomberil. Participan en todas las actividades que implica la vida institucional del Cuerpo de Bomberos.

Así, esta Compañía fortaleció, engrandeció y proyectó al Cuerpo de Bomberos desde 1959, constituyendo una agrupación que en todas las épocas ha sido primordial en el desarrollo institucional, y con su accionar ejemplarizador ha logrado un espacio definitivo en la comunidad castreña.